Víctor Ballester

Cedar’s Bread

 

 

Mi nombre es Víctor Ballester y toda mi vida he estado unido al mundo de la panadería. De hecho, llevo 40 años trabajando en él.  Nací en el seno de una familia panadera en Maestro Gozalbo (Valencia) y llevo viviendo el oficio desde los 16 años. Mi padre montó una comercial de materias primas para el sector y la empresa fue creciendo hasta el año 2000, momento en el que me hice cargo de la empresa. 

 


Por entonces, el mercado artesanal ya iba disminuyendo mientras irrumpía con fuerza la gran distribución. Recuerdo el cierre de muchos comercios tradicionales. A nosotros nos tocó redefinirnos y nos enfocamos hacia la producción de bollería y pan.
 

Crecimos tanto que pasamos a ser interproveedores de Mercadona en el año 2014 y fuimos adquiriendo pequeñas empresas para ampliar nuestra capacidad productiva. En 2016 vendimos la empresa que fundó mi padre a Europastry y en 2019 pusimos fin a la relación de cinco años con Mercadona. 

Ese mismo año comencé a colaborar con una familia libanesa que se dedicaba a la producción de pan libanés en una pequeña fábrica de Alaquàs. Ahora estamos en una nueva fábrica en Puçol.

 

El punto de vista de esta nueva empresa es totalmente distinto. Hemos diseñado una empresa pequeña, manejable, que requiera hacer pocos kilómetros y sea sostenible. Esa es la idea. Creemos firmemente en que fuera de la gran distribución también hay vida.

Si he ido de la mano de alguien durante todos estos años, ha sido de Caixa Popular. Especialmente, en este último proyecto nos han ayudado muchísimo facilitándonos las líneas de financiación ICO durante la pandemia. De hecho, más del 50% de la financiación ha sido facilitada por Caixa Popular. 

Recuerdo que empecé a trabajar con ellos por una razón muy sencilla: todas las oficinas de Fuente del Jarro, el polígono donde teníamos la fábrica, empezaron a eliminar sus cajas de atención al cliente y dejaron únicamente edificios de oficinas. En ese momento, nosotros teníamos una distribución a pie de calle con 20 camiones y necesitábamos una oficina cerca para hacer ingresos. 


Caixa Popular, fue la única entidad que mantuvo su oficina en Fuente del Jarro y además abría por las tardes. Sin dudarlo, la convertimos en nuestra entidad bancaria. Y hay que añadir que nos han brindado un servicio excepcional. 
 

 

Esto ocurrió a la vez que la absorción del Banco de Valencia por CaixaBank, hecho que nos animó todavía más a confiar en una entidad financiera más pequeña, pero que nos daba mucha más seguridad y cercanía. 
 

Pensándolo bien, sé que es un banco que confía más en las personas que en las garantías. En mi caso, conocían mi trayectoria y sé que no hubiera recibido la misma atención de otro banco. Pero teniendo ya 60 años, ¡la verdad es que con esta última aventura se han arriesgado bastante!
 

 

La crisis sanitaria nos afectó causando un 20% de pérdidas, si bien es verdad que el objetivo era un crecimiento a largo plazo, pero tuvimos que amoldarnos a lo daños que causó la pandemia. En todo momento, Caixa Popular nos puso facilidades y no han dejado de apoyarnos.

A nivel particular, también soy cliente y socio cooperativo. He ido adquiriendo pequeñas participaciones a lo largo de los años y esto hace que me sienta muy ligado a la entidad.  

De cara al futuro, sé que Caixa Popular es ese banco que puede ayudarme a proyectarme al futuro.
 

Dentro de Cedar’s Bread lo tenemos todo diseñado y pese a los problemas que ha dejado el COVID, estamos muy optimistas. 

Siento que con Cedar’s Bread hemos vuelto a los orígenes, además del pan de pita libanés, vamos a hacer un pan muy tradicional de aquí de la zona, dándole el tiempo que se merece, una buena hidratación y una cocción en hornos de solera.

Nuestra idea es centrarnos en la Comunidad Valenciana, no queremos ir a vender lejos. Tenemos que ser conscientes de que no es sostenible comprar una barra de pan hecha en Galicia, que recorre 1000km y deja una huella de carbono difícil de borrar. No es normal y, por eso, lo cercano ha ganado fuerza.